miércoles, 11 de julio de 2007

Y va de generación en generación

Esta historia me hizo recordar la sensación de que tantas cosas simplemente las repetimos porque.... porque si, porque las dijo mi viejo o qué se yo. Pero... siempre hay que darle crédito al beneficio de la duda. Después de salir del curso, en este caso yo participé pero como alumna, nos fuimos a tomar unas cervezas para festejar que habíamos terminado de rendir. Después de la tercer cerveza, mis compañeras comenzaron a contar sus penurias. Típico efecto del alcohol. Y todas teníamos algo que contar respecto de nuestros padres (que todo lo hacen "con la mejor intención"). Todos los relatos iban encaminados hasta que llegó el de mi copañerita de banco. Decía mas o menos asi: "... y si, mi viejo nunca nos tuvo fe a mis hermanos y a mi, siempre nos tiró para abajo, imaginate, el más chico de mis hermanos encima nació sietemesino y en esa época no había encubadoras en Córdoba". Yo empezaba a ver (medio borroso) que ya se anticipaba una gran estocada y ella siguió: "además el pobre, era alérgico a la lecha materna y a todas las leches conocidas, asi que sólo le daban LECHE DE FAISAN". Imaginense mi cara, y no resistí y largué una carcajada que desencajó al resto que estaba apenado por el relato. Y le dije: "¿desde cuándo se ordeñan los faisanes?". Y ella perpleja, junto con el resto, después de un largo silencio que irrumpió con una gran carcajada me dijo: "Es cierto, y lo peor, es que esta historia la venimos repitiendo mis hermanos y yo desde hace mucho tiempo". Yo para seguir descontracturando su pena le dije: "quedate tranquila que se ve que tus viejos son TOP, porque era leche de faisan no de una paloma barata".
Entonces, los llamo a la reflexión: No repitamos todo tal cual, de tanto en cuanto pensemos que no todo lo que nos dicen es cierto. Ja!

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