viernes, 24 de agosto de 2007

ESTRUCTURADO, ¿YO? Capítulo I

Este breve relato tuvo lugar hace ya varios años. Le estaba dando clases a un grupo de ingenieros que hasta el día de hoy me pregunto:" ¿por qué se habrán enganchado en mis clases?", es una incógnita ya que nada más alejado a las estructuras y organización tienen mis clases que ver. (Imaginense hace más de cinco años...). Ahora bien, dicha tarea de ser enseñante no era una fácil pero tampoco la llamaría difícil, más bien era interesante. Uno de ellos debía encontrar el razonamiento lógico en todo aquello que estuviésemos aprendiendo y una clase cuasi indignado me dijo: "¿Para qué quiero aprender palabritas sueltas?, yo no me voy a estudiar el vocabulario y menos el de las frutas". Bueno, le dije: "no se trata sólo de aprender estructuras gramaticales pero la decisión es tuya". Con el paso del tiempo, ya no tomaba clases de inglés pero seguíamos en contacto. Y, un día, recibí un mail contandome que por cuestiones de trabajo estaba en EEUU y desesperadamente me preguntaba:" ¿Cómo se dice peine en inglés?. Llevo varios días con la cabeza hecha una maraña".
Esas palabritas sueltas, ay ay ay!

jueves, 9 de agosto de 2007

YOU ARE PAINTED!

Estás pintado, chico!. Esta doble historia fue contada por un ex alumno del Instituto. Ambas historias suman respecto de la anterior: El sentido Común. Dicho alumno hace algunos años trabajaba en una pinturería de un barrio de por allá, más lejos. Un día se presentó un señor y le dijo: "¿y eso?", mi tan amable alumno se dió vuelta siguiento la mirada del señor y respondió: "son unos pinceles nuevos". No saldada la duda el cliente repitió: "¿y eso?", nuevamente mi alumno giró y le dijo: "ahh, esa es una pintura latex de oferta". Insistente el caballero replicó: "¿Y ESO?", nuestro alumno recurriendo a sus habilidades lingüisticas adquiridas en la calle adivinó: "YESO, YESO, YESO".

Más tarde una señora entrada en años ingresó en el local y con ella el tarro de pintura que mi alumno le había vendido por la mañana. Ella se quejó: "he intentado pintar del color que ustedes me dijeron que tenía que preparar pero por más que mezclo y mezclo la pintura queda siempre blanca". Mi alumno, preocupado, pensando que quizás la pintura vendida estaba adulterada, le preguntó: "¿está Ud. segura de que revolvió desde abajo hacia arriba porque el color tiende a quedarse en el fondo?". Ella casi molesta le respondió: " si, si, si hice lo que Usted me dijo". "Bueno, vamos a abrir la lata y ver qué ocurre con la pintura". Mi alumno, casi temerosamente, abrió la lata, buscó un pedazo de madera para remover y... removió y... después de la primer maniobra encontró el sobrecito de pintura. Y..., si, el sobrecito de pintura intacto. Y bueno, ella siguió las intrucciones al pie de la letra: TIRE EL SOBRECITO DE PINTURA EN LA LATA Y REVUELVA.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Un café, un cigarrillo y la ñata ...

Está es la historia de tan famoso y reconocido brebaje llamado Café. El café en este Instituto tiene un valor agregado pero... . Resulta que aquí todos nos servimos o preparamos una taza cuando queremos un rico cafecito. Pero yo me pregunto:" ¿quién habrá inventado la expresión SENTIDO COMÚN?". Yo parafraseo diciendo:" EL SENTIDO COMÚN NO LE ES COMÚN A TODOS". Y en este caso a una de las profes de aquí. Durante el invierno crudo y gris llegaba al instituto y desde la entrada podía sentir el aroma delicioso del café recién hecho. Desesperadamente, iba a la cocina y me servía una taza y cuando me encontraba dispuesta a saborearlo el gusto era como el de la tinta, sí, tinta (y sí alguna vez la habré probado). "Qué raro" me decía, ya que el café era de buena calidad. Entonces se me ocurrió chequear en el receptáculo portador alias filtro y... ¿Cuántas cucharadas creen ustedes que uno puede necesitar para preparar café?. De no saber la respuesta, chequearían por ejemplo: en el paquete del café, le preguntarían a otra persona (ese sería mi sentido común). Pero no, en este caso, la persona supuso que había que llenar dicho filtro con lo cual el café era intomable. Supuse (error, de nuevo, pensando en el sentido común) que había sido por única vez. Pero no, cada mañana ocurría lo mismo hasta comencé a perpetrar técnicas de reciclado de café. Finalmente me decidí y traté de buscar las palabras más sutiles y claras para explicar este proceso. "Qué alivio!", me dije. Terminaron las vacaciones y nuevamente iniciamos nuestra tarea. Por las dudas había fraccionado el café para que nadie se tentara de llenar el filtro y adivinen ¿qué?, me había olvidado de resguardar al Café Instantáneo. Así que, ahora, se llena el filtro de café instantáneo. Insisto, quién habrá inventado eso del sentido común!.