miércoles, 1 de agosto de 2007

Un café, un cigarrillo y la ñata ...

Está es la historia de tan famoso y reconocido brebaje llamado Café. El café en este Instituto tiene un valor agregado pero... . Resulta que aquí todos nos servimos o preparamos una taza cuando queremos un rico cafecito. Pero yo me pregunto:" ¿quién habrá inventado la expresión SENTIDO COMÚN?". Yo parafraseo diciendo:" EL SENTIDO COMÚN NO LE ES COMÚN A TODOS". Y en este caso a una de las profes de aquí. Durante el invierno crudo y gris llegaba al instituto y desde la entrada podía sentir el aroma delicioso del café recién hecho. Desesperadamente, iba a la cocina y me servía una taza y cuando me encontraba dispuesta a saborearlo el gusto era como el de la tinta, sí, tinta (y sí alguna vez la habré probado). "Qué raro" me decía, ya que el café era de buena calidad. Entonces se me ocurrió chequear en el receptáculo portador alias filtro y... ¿Cuántas cucharadas creen ustedes que uno puede necesitar para preparar café?. De no saber la respuesta, chequearían por ejemplo: en el paquete del café, le preguntarían a otra persona (ese sería mi sentido común). Pero no, en este caso, la persona supuso que había que llenar dicho filtro con lo cual el café era intomable. Supuse (error, de nuevo, pensando en el sentido común) que había sido por única vez. Pero no, cada mañana ocurría lo mismo hasta comencé a perpetrar técnicas de reciclado de café. Finalmente me decidí y traté de buscar las palabras más sutiles y claras para explicar este proceso. "Qué alivio!", me dije. Terminaron las vacaciones y nuevamente iniciamos nuestra tarea. Por las dudas había fraccionado el café para que nadie se tentara de llenar el filtro y adivinen ¿qué?, me había olvidado de resguardar al Café Instantáneo. Así que, ahora, se llena el filtro de café instantáneo. Insisto, quién habrá inventado eso del sentido común!.

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